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jueves, 28 de junio de 2012

Holiday on ice, Glaciar Viedma, Santa Cruz, Argentina

Indudablemente estamos ante una verdadera fiesta en el hielo, mejor dicho una verdadera fiesta del hielo, él se torna primera persona, toma protagonismo, estamos ante un mundo desconocido, brutal, vivo, descarnadamente vivo.
La aventura parte desde El Chaltén, un tramo de ruta patagónica por excelencia y luego navegación por el Lago Viedma, ésta desemboca frente a la desafiante pared pintada de azules turquesas. Un tiempo para colocarse los grampones que harán que podamos amarrarnos a la superficie del glaciar, y luego la entrega a desafiar al gigante, al principio con algo de temor, surcando crestas imposibles, esquivando al viento y desafiando la capacidad de asombro, y luego con más confianza disfrutando del nuevo mundo que nos plantea la naturaleza mas perfecta.
Colores y formas, algunas de ellas muy sensuales, forman parte de un universo que peligra ante nuestra actitud de amos de las tinieblas, seguramente grandes contaminadores habrán sido bien acogidos por el gigante de ojos azules, y luego de ello habrán vuelto a sus fábricas de destrucción masiva, impávidos, soberbios cuán cobarde cazador frente a su trofeo.
La vuelta se torna menos formal, cincuenta personas al unísono nos contamos las sensaciones que nos han atravesado, todo se torna excitación y bullicio, la ténue música que primaba a la ida, se convirtió en una babel de exclamaciones.
El día sigue, las nubes esconden a las primadonnas, las agujas que custodian al pueblo, la sangre que arde provoca un balance térmico con el viento frío que no deja de atacar, una cascada, el bosque que siempre está, un chocolate caliente en un bar babeliano, demasiado, pienso, demasiado bueno y es real. 

lunes, 25 de junio de 2012

Me gusta el mar, pero no tengo alma de marinero, Isla Pingüino, Santa Cruz, Mar Argentino

El Tito y la Luli nos dan la bienvenida
  • De visita por el Puerto Deseado, imposible resistirse a la convocatoria de recorrer la Isla Pingüino, asentamiento de una gran colonia de Penachos amarillos, la misma se sitúa a 21km de la apartada localidad santacruceña y a 3km de la línea costera, El viaje, espectacular mientras no haya viento, incluye el avistaje de lobos y elefantes marinos, cormoranes, skuas, petreles, ostreros, pingüinos magallanes, gaviotas y gaviotines, además del faro e instalaciones de una factoría ballenera abandonada.
  • Los pingüinos de Penacho amarillo no se mezclan con la colonia de Magallanes, ocupando los primeros una sección rocosa pequeña en relación con los otros, su simpatía y ciertas expresiones que pueden resultar humanamente reconocibles sorprenden, capítulo aparte representan las skuas, pájaros kamikazes que se te largan en picada haciendo que debas agacharte para que no te lleven puesto, dicha actitud tiene que ver con la nidificación y la advertencia que debes andar con cuidado en dicho territorio. Realmente es un mundo animal, con reglas animales que debes acatar, millones de años de evolución del pensamiento se relativizan ante un ecosistema que prescinde de nuestra lógica humana.
  • La vuelta pasado el mediodía demandaría cierto temple ante un clima que se hacía sentir, vientos considerables hacían saltar al gomón por fuera del agua y a quienes íbamos en el por encima de él, por suerte capitán y guía conocedores de esas aguas, nos tranquilizaban diciéndonos que todavía faltaba lo peor, y lo peor era llegar a tierra y terminar con una verdadera aventura a una tierra sin humanos, sin leyes humanas, sin voces humanas, sin tiempos humanos.

viernes, 22 de junio de 2012

En busca de la Piedra Parada, Chubut, Patagonia Argentina

La travesía hasta la enigmática Piedra Parada nos propone transitar huellas pobladas desde hace más de 5000 años, en medio de una geografía que nos acompaña hace millones de lunas, durante todo el día nuestras retinas se cargarán de pinturas rupestres, árboles petrificados, paredones inexpugnables, un río que se empeña en desconocer la línea recta y un centenar de almas dispersas en uno de los territorios menos conocidos de Patagonia.
Gualjaina el pueblo más grande la comarca cobija artesanos en piedra que realizan unos tallados que asombran, la Escuela 29 que oculta del mundo y a merced de una eterna luz, provoca cierto estremecimiento cuando se la divisa desde lo alto, el Cañón de la Buitrera, un estrecho paso de 6km flanqueado por paredones de más de 100m de altura, con cavernas y formaciones imaginarias, hogar de pumas que desde los filos rugen marcando territorio, y ella, la Señora Piedra Clavada, sola, solísima con sus 250m de altura, venida desde el interior de una Tierra convulsionada que la vomitó para nuestro asombro actual.
Todo es extremo, y vuelvo a insistir en el tema que Patagonia se manifiesta en toda su desbordante magnificencia en estas mesetas centrales, vacías de almas y pobladas de misterios y fascinaciones