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domingo, 28 de abril de 2013

La 1 rumbo al norte. Camarones, Chubut, Argentina

Pasadas las quince salgo para completar mi día dedicado al camino, esta vez nuevamente por la RP1 pero rumbo al norte, digamos hacia Cabo Raso. La traza es una gran recta con una curva prolongadísima que copia la silueta costera, el mar va virando de esmeralda a azul según como le de el sol y el sonido de las olas estrellándose sobre algún roquerío o simplemente acariciando la pedregosa playa es mi única compañía, hasta el viento se tomó en serio eso del descanso dominical y prolongó sus siesta. Lo único que rompe la armonía natural es una infinita sucesión de longilíneos postes de madera, que digamos le aportan una dosis de plasticidad al paisaje. El inevitable recuerdo me lleva a esas rutas de USA donde el camino es custodiado por enormes estructuras que cargan cables de electricidad, bueno la escala aquí es mas modesta pero el símbolo se puede leer igual.
La tarde comienza a desvanecerse y la bucólica imagen representa mejor que nadie mi estado de ánimo, mi penúltima noche patagónica se hace sentir, el deseo de volver, la imposibilidad de asegurar si eso será posible, los afectos ganados, las horas en el vacío, las ausencias, las pérdidas y el viento que no viene a despedirme. Llego a Camarones bien entrada la tarde, me voy directamente a mi banco confesional, necesito hablar con el mar antes que se convierta al negro mas absoluto, necesito preguntarle por el viento, extraño su música.

                                                               Al alejarse, le vieron llorar.
                                         "caminante, no hay camino, se hace camino al andar..."


Pejerrey para la cena, dejo al pulpo y los mariscos para el último almuerzo de mañana, charlo con gente que me desaconseja ir a Bustamante ya que el actual dueño del pueblo dicen no trata con demasiado respeto a los viajeros que andan con pesos en los bolsillos, no voy a extralimitarme con todo lo que me han dicho de él porque no lo pude comprobar en persona.

4 comentarios:

  1. El sepia que escogiste para la anteúltima foto, le otorga la magia de parecer que el pasto, es agua, y las ondulaciones, olas...Me dije: "una hilera de postes telefónicos en el mar? Rodo, ya habla con los peces!" La paso muy bien siguiendo estos relatos, y me gustó mucho la edición de la última foto también. Gran abrazoooo

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  2. Gracias como tantas veces te lo he dicho, lástima que el relato esté próximo a finalizar, faltan tan solo 12 horas de sorpresas en un lugar impensado, después silencio, tan solo silencio.
    Abrazooo.

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  3. El Domingo estaré en Cabo Raso, llevo la bicicleta y a explorar.

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  4. Si el clima acompaña no te arrepentirás, todo el lugar está cargado de un áurea muy particular, experimentarás vivencias fuertes producto de tanta historia contenida que no tiene interlocutores para expresarse.
    Disfrute mucho Amigo, y si puede cuente.
    Abrazo!!

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