Partimos para Cabo Raso pasadas las 15 horas, el estado del piso de la RP1 es mejor que el tramo sur, al parecer la lluvia no afectó tanto al norte de Camarones, igual los noventa kilómetros llevan dos horas largas de marcha. Cabo Raso supo ser un pueblo que llegó a cobijar doscientas almas dedicadas a la recolección de algas, contaba con estafeta postal, registro civil, escuela, almacén de ramos generales, faro y se cuenta que en plena etapa de crecimiento en los albores del 1900 recaló allí la Fragata Sarmiento.
La traza rectilínea de la RN3 y su posterior pavimentación confabularon para que ya nadie circulara por la tortuosamente bella provincial 1 y ese aislamiento que comenzó a asfixiar al pueblo generó un éxodo que culminó en 1985 cuando fallece Mercedes Finat la dueña del almacén La Castellana, que resistió en solitario ya que se negó a abandonar su tierra como lo hace el capitán con su barco cuando el final es irreversible.
La primera parada representa un desafío ya que el Chubasco, no se ve desde la playa, una pronunciada restinga lo tapa y ante el desconocimiento no percibimos una huella que llega hasta él. Con Walter nos sumergimos en el pedrerío y desde lo alto aparece su cuerpo mutilado, arrojado a la costa tras un temporal que creo haber leído se llevó parte de su tripulación allá por el 2002. Bien de cerca impresiona mesurar la fuerza de esa naturaleza que moldea cualquier obra de nuestra soberbia manufactura como si fuera un juguete en las manos de un niño malcriado. Las partes a la vista no encajan así que el mar se ha guardado algunas para él como suele hacerlo.
Desandamos camino por la playa y ya sobre la ruta paramos en el pequeño cementerio de tumbas muy blancas, allí en la primera de ellas se puede leer que yace Mercedes Final, la última sobreviviente del pueblo, y mas atrás en un pequeño solar vacío un cartelito reza la palabra "reservado", sorpresa, perplejidad y cierta gana de salir con premura ante la obvia imposibilidad de indagar sobre quién era el destinatario de tal espacio.
Y si a la historia sobre como se convirtió en fantasma un pueblo, y si al trágico naufragio del Chubasco y si al cementerio que eternamente tiene una mesa reservada para quien quiera utilizarla por última vez, y si a todo eso le sumamos que Cabo Raso tiene un refugio o casamata que se previó para alojar a todos los sistemas móviles de lanzamientos de misiles Cóndor II, creo estamos ante un lugar de fuerte carácter surreal. Hoy la construcción está acondicionada como refugio de pescadores dotada hasta con una lámpara con caireles mas cercanos a una escenografía de Narciso Ibañez Menta.
A continuación dejo un artículo revelador copiado del foro Aviacionargentina.net.
La traza rectilínea de la RN3 y su posterior pavimentación confabularon para que ya nadie circulara por la tortuosamente bella provincial 1 y ese aislamiento que comenzó a asfixiar al pueblo generó un éxodo que culminó en 1985 cuando fallece Mercedes Finat la dueña del almacén La Castellana, que resistió en solitario ya que se negó a abandonar su tierra como lo hace el capitán con su barco cuando el final es irreversible.
La primera parada representa un desafío ya que el Chubasco, no se ve desde la playa, una pronunciada restinga lo tapa y ante el desconocimiento no percibimos una huella que llega hasta él. Con Walter nos sumergimos en el pedrerío y desde lo alto aparece su cuerpo mutilado, arrojado a la costa tras un temporal que creo haber leído se llevó parte de su tripulación allá por el 2002. Bien de cerca impresiona mesurar la fuerza de esa naturaleza que moldea cualquier obra de nuestra soberbia manufactura como si fuera un juguete en las manos de un niño malcriado. Las partes a la vista no encajan así que el mar se ha guardado algunas para él como suele hacerlo.
Desandamos camino por la playa y ya sobre la ruta paramos en el pequeño cementerio de tumbas muy blancas, allí en la primera de ellas se puede leer que yace Mercedes Final, la última sobreviviente del pueblo, y mas atrás en un pequeño solar vacío un cartelito reza la palabra "reservado", sorpresa, perplejidad y cierta gana de salir con premura ante la obvia imposibilidad de indagar sobre quién era el destinatario de tal espacio.
Y si a la historia sobre como se convirtió en fantasma un pueblo, y si al trágico naufragio del Chubasco y si al cementerio que eternamente tiene una mesa reservada para quien quiera utilizarla por última vez, y si a todo eso le sumamos que Cabo Raso tiene un refugio o casamata que se previó para alojar a todos los sistemas móviles de lanzamientos de misiles Cóndor II, creo estamos ante un lugar de fuerte carácter surreal. Hoy la construcción está acondicionada como refugio de pescadores dotada hasta con una lámpara con caireles mas cercanos a una escenografía de Narciso Ibañez Menta.
A continuación dejo un artículo revelador copiado del foro Aviacionargentina.net.
Creo que agrego Cabo Raso a la lista de mis lugares en el mundo como Nepes, La Casualidad, Caipe, San Juan de Oros, Epecuén, la Ciudad de Invierno, Incahuasi, Talacasto, creo también que se merece una segunda vuelta para intentar robarle esas historias perdidas que han quedado atrapadas entre las ruinas.
La última imagen que me llevo del pueblo es la que no me abandona, la que recurrentemente vuelve una y otra vez cuando activo el centro de memoria de viajes, para colmo de males la foto no es buena, la luz era escasa, pero la visión un tanto perturbadora quedó nítidamente guardada en mi cabeza y para más inmediatamente vinculé la situación con el estribillo que Marianne Faithfull tararea de una manera despojada y alienante en The Memory Remains de Metallica, quizás por el columpio, quizás por la alienación, por la poética, por toda esa frágil nada por delante, no sé...
http://www.youtube.com/watch?v=aPuYqL2NB1U
Varias cosas: 1ro. y principal: lo de Ilya Kuriaki te "deschava" la edad! Je! 2do.un lugar increíble, como increíble lo que contás. 3ro. las fotos no tienen desperdicio y 4to. la hamaca, en el medio de la nada, es una de las sorpresas inesperadas que sólo un trotamundos como vos puede encontrar alguna vez. Joyita! Gran abrazoooo
ResponderEliminarPero El Agente de Cipol no era de los noventa, estaré equivocado entonces, tendré que ir a corroborar la edad al documento.
ResponderEliminarme hamaqué en esa hamaca el 15 de febrero de este año... una experiencia surreal y sublime... magia... pura magia...
ResponderEliminarGenia total!!!, permítame reverencia y respeto eterno.
ResponderEliminarSin duda habrás vivenciado en carne propia esa magia inentendible que habita en el Cabo, será quizás tanta soledad, tanto infinito solo para uno, el motivo de ese estado de alegre perturbación que te invade cuando descubrís los secretos que subyacen en medio de tanto espacio vacío.
Magia, esa es la palabra.
Excelente! lo que describen tan bien es exactamente lo que transmite este lugar increíble....
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