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sábado, 20 de abril de 2013

Hace frío y estoy lejos de casa. Jaramillo, Santa Cruz, Argentina

Le pedí al amigo que me dejara en Jaramillo, ya sobre la RN 281, para luego continuar viaje directo a Puerto Deseado, distante unos 100 kilómetros, nos despedimos frente al almacén que hace de parada de la Cooperativa Sportman, línea que vincula Comodoro Rivadavia con el puerto. Me atiende un hombrecito de película que me informa que el servicio acababa de pasar, que no hay bar alguno en el pueblo ni siquiera estación de servicio con servicio, nuevamente la sensación de que hago aquí se instala en todo el cuerpo y sacando un rápido cálculo mental obtengo la respuesta que el próximo colectivo pasa en cinco horas, cinco horas bajo el frío patagónico, y cuando digo frío piensen en su frío más intenso, el más extremo que hayan pasado en sus vidas y elévenlo al cuadrado. El hombrecito de película sin que se lo pida toma de su estantería repleta de cosas incompatibles un pequeño frasco, un muy pequeño frasco de Nescafé, lo abre y me dice, tiene frío, deje que le prepare un cafecito.
Me cuanta que vive solo, que siempre vivió solo desde que tenga memoria, que trabaja dieciséis horas por día, que se queda con clientes que esperan el colectivo que regularmente viene con atraso hasta las dos o tres de la mañana, que le tiene miedo a los forasteros que cada tanto pasan por el pueblo no sabe buscando qué, que su vida se pierde entre los jabones, los alfajores, las latas de extracto de carne, las toallitas, las velas, los botones, los clavos y tornillos, las Titas y Rhodesias que pugnan por protagonismo en un collage inverosímil de objetos "que la gente me pide que le traiga". Creo que ambos sumamos otro personaje extraño para nuestra también extraña colección de almas en pena y seguí rumbo a la estación y la casa donde estuvo detenido y torturado Facón Grande.
La estación y la casa están recicladas, lástima que no haya alma alguna que muestre o cuente sobre que pasó allí, son un poco mas de las seis de la tarde y la parada de "el La Unión" está justo frente a la estación.
Cerrado, un almacén cerrado a las seis de la tarde, bueno será cuestión de minutos me dije. Me puse a pensar cuando había sido la última vez que tuve tanto frío, una noche en un retén de ruta a las afuera de Potosí, subiendo la cuesta camino a Santa Victoria, de noche, con nieve y en remera, camino a la Laguna de los Tres bajo lluvia de agua nieve con manga corta y camperita para lluvia, para mi estupor el chuchómetro marcaba al de hoy como el frío más intenso jamás vivido, por lo menos no me acuerdo de haber tiritado en público. Pasaban los minutos y cada tanto alguien venía y se sorprendía de ver el local cerrado, me preguntaban si sabía el porqué, saludaban y se iban, igualmente circulaban por delante algunos autos que durante las tres horas que hice guardia pasaron una y otra vez, ya al final con saludo incluído creo que tanto pasar se debía mas a un factor curiosidad que a una necesidad.
Si tengo que marcar una situación que me sirva para definir la vivencia que mas se ajusta a lo que significa Patagonia para mi creo que hasta ahora me quedo con ésta. Cuando asumí que todo estaba perdido, que nadie vendría a ofrecer el corazón, ni a abrir el almacencito, unas luces hasta ahora desconocidas, en verdad conocía los autos por sus sonidos y luego por el tipo de luz, cosas que uno hacía para matar el tiempo, llegó el propietario, venía desde Caleta buscando un repuesto para el arranque de la Ranger, que chico es el mundo pensé y como le cambió la cara cuando le acerté al número del repuesto que le habían vendido, y hay que saber de todo un poco atiné a decirle.
Compro el pasaje, me entero que el colectivo no pasaba a las nueve si no a las diez, y aguardo calentito y entretenido vistiéndome nuevamente con el traje de invisibilidad para disfrutar de las compras y conversaciones de los clientes.
- Me da una máquina de afeitar, un yogur y profilácticos
- Me corta unos bifecitos de capón, cuatro o cinco, y un pimiento rojo, ordena una bella joven
Usted sabe que por acá está lleno de gatos me dice el caballero, gatos, no sabía y pensaba de que me habla este hombre. Por Rosario le digo que también, gatos, animalitos..., nooo, gatos, pumas, la semana pasada, la maestra que vive al lado salía para la escuela y se encontró con uno durmiendo en la puerta del garage, como gritaba la Susana, el bicho se asustó y empezó a saltar tapiales y vió acá andamos todos con la pistola encima, como lo cuetamos mire. Far South, shit! diria Boogie el Aceitoso.
Lejano Sur. Diez larga asomó la trompa el Mercedes de la Unión, saludos y agradecimientos cordiales y rumbo a Deseado, llegaría cerca de la medianoche, pero no había problema, ya conocía y también sabía donde alojarme.
Tres horas contemplando esta imagen, hasta hoy cierro los ojos y se refleja tan real, en tres dimensiones y con efecto de viento incluido.
Llueve en Deseado, llego al Hotel Los Acantilados, coqueto lugar frente al fin de la ría, y ya en la sexta jornada ceno después de un día y medio de ayuno forzado, y si hasta hoy creía haber visto todo, creo nunca haber estado tan equivocado, que exagero!, junten a Fidel Castro, a un camionero Aymara, a Dios, al bobo del pueblo y al mozo de Días de Pesca en una coctelera, agiten y sirvan sobre vidrio enjabonado.

http://www.youtube.com/watch?v=zhT-27GP3lQ

2 comentarios:

  1. Jaja!!! Ese cierre del texto es brutal! Ya no tengo elogios para tus post. Excelente la idea de compartir el trailer, es bien representativo y muy bonito. Con respecto a tus fotos y tus relatos, tenés la capacidad de cargarlos de interés en cada aparición. Te felicito sinceramente. Y abrazooo

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  2. Sabes que intento que las personas que visiten la página se enamoren de la Argentina, de una Argentina que viva por fuera de sus ocasionales gobernantes, una Argentina en valor absoluto.
    Abrazooo.

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